La apertura estuvo a cargo del presidente del Concejo Municipal Miguel Zamarini, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos Carlos Comi , el director de la Oficina de Derechos Humanos de la Municipalidad de Rosario Rubén Chababo y la sub secretaria de Acción Social Laura Alfonso. Prevalecieron palabras como democracia, igualdad, oportunidades, participación y concientización. Zamarini apuntó a las herramientas que permiten consolidar los derechos.
"La democracia no se mendiga sino que se conquista", aseveró Carlos Comi, quien además se refirió al papel que juegan los medios de comunicación. El concejal puso énfasis en su utilización correcta para la difusión de los derechos, ya que si el problema del barrio está en los medios, adquiere otra relevancia e insta al funcionario a resolverlo. En este carril, resaltó la importancia de la capacitación de los ciudadanos en el manejo de las nuevas tecnologías para dar a conocer sus inconvenientes.
Laura Alfonso, en tanto, destacó el rol activo que debe tener el Estado para garantizar los derechos de los ciudadanos, abarcando a todos los colectivos sociales y así generar procesos de inclusión.
Rubén Chababo subrayó la actividad oficial realizada en la ciudad y se mostró optimista con relación al futuro.
La mendocina Irene de Neme, a cargo de la organización FAVIM, recomendó leer la Constitución Nacional ya que responde a muchos interrogantes sobre las leyes. "Es la ley de leyes", aseguró, destacando asimismo la importancia de la formación ciudadana sobre los derechos. Luego del asesinato de su hijo abogado de 24 años y ante la "no respuesta institucional", Neme fundó la organización para defender su causa y dar respuesta además a quienes padecieron situaciones similares.
Las diferentes asociaciones debatieron sus problemáticas y expusieron las conclusiones en forma oral y por escrito, que serán volcadas a un libro. La APDH insistió con el juzgamiento de los represores, Vox continuó con su defensa de la diversidad sexual, los pueblos originarios desearon mayor integración, el grupo de los 100 para seguir viviendo planteó que teme a una guerra nuclear y los ecologistas trataron la ley de bosques. Integración de ancianos y niños (Grupo Abuelos sustitutos), madres adolescentes y el colectivo de los detenidos también se expresaron. Otra propuesta fue el petitorio para que la secretaría de DD. HH sea un ente autárquico ya que hoy depende de la provincia siendo de esta manera juez y parte.
Una de las humillaciones más aberrantes que puede sufrir un ser humano es la discriminación, en cualquiera de sus formas. Una de las principales fuentes de desigualdad entre las personas es la discriminación. ¿Quién no ha sido testigo o víctima de una situación similar a lo largo de su vida? Por eso, es loable que un grupo de ciudadanos rosarinos sea conciente de este flagelo arraigado en la sociedad y posea la voluntad y la responsabilidad de cambiar la realidad.
Estos vecinos, comprometidos con la situación social, asisten desde hace tres años a cursos y foros organizados por la Comisión de Derechos Humanos del Concejo Municipal, con el objetivo de progresar como seres humanos y como sociedad. Por supuesto, es para imitar. Cae de maduro que buscan algo simple pero hoy en desuso en la convivencia social: respetar al otro tal cual como es.
La cita de esta meritoria iniciativa es una vez por mes. Comentan que no se habla tanto de lo abstracto, más bien de lo manifiesto. En las reuniones se tratan temas generales y específicos, comprobables. Por eso, suelen participar los damnificados como el caso de una mujer de religión judía que sufrió un ataque a su comercio por rugbiers, quienes esgrimían como motivo la segregación. Son personas que sufrieron en carne propia la burla al artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Cabe elogiar la valiente actitud de los discriminados, quienes dan a conocer sus problemas y permiten al resto captar sus vivencias.
Además, es clave la tarea de los docentes que forman parte de este grupo ya que tienen la oportunidad de trasladar a sus alumnos las experiencias adquiridas, actualizadas o reforzadas. Por eso, fue enriquecedor cubrir el Parlamento contra la discriminación llevado a cabo en el Concejo Municipal, organizado por la Comisión de Derechos Humanos, donde alumnos de 15 escuelas secundarias de Rosario expusieron sus trabajos sobre la discriminación. Qué entienden por ella, dónde la advierten, por qué ocurre y qué habría que hacer para erradicarla.
Las exposiciones de los jóvenes, de entre 16 y 17 años, dieron para la reflexión. Por más que desde algunos medios masivos de comunicación se fomenten valores culturales o estereotipos que abarcan el pensar, decir, sentir y hacer, tendientes a favorecer a un cierto statu quo, hay atisbos de análisis, de oposición y reacción. Una chica graficó como discriminatorios “ideales de belleza imposibles de alcanzar, que promueven las publicidades”. Y otras críticas similares nos marcan que los espectadores no son tan pasivos. O por lo menos ellos no lo son. Como Guillermo López, alumno de la escuela 272 Juan Bautista Alberdi, quien acotó que se entusiasmó cuando le propusieron participar.
Talles chicos de ropa, precios elevados de algunos productos “exclusivos”, prejuicios debido al aspecto físico o vestimenta de una persona a la entrada de los boliches, intolerancia hacia el que piensa distinto o avasallamiento de los derechos, libertades y democracia ejercidos por gente que se apropió de una instancia de poder, son los temas que preocupan a estos jóvenes. Se insiste: no se los notó desinformados.
Sin duda que la más cruel de las discriminaciones, que deja secuelas psíquicas, es la autodiscriminación. El silencio se profundizó y la sala se conmovió cuando una alumna trató el tema del aislamiento de algunos chicos por temor a ser rechazados. ¿Y quién propagó semejantes absurdos? Yo señor, no señor, él sólo se encerró en su casa; sería la respuesta de una especie de Gran Bonete. No hay responsables aparentes. Ejemplos sobraron: que de antemano alguien suponga no dar el perfil en un desfile de modas, no tener buena presencia para acceder a determinados trabajos, pensar que uno no sirve por tener una discapacidad y mirar la vida actual como ley de la selva: sentirse inferior al otro. Quedó flotando en el ambiente la sensación de que un chico es conciente de una situación de discriminación que le sucede a otro y por determinados motivos se refleja, se siente identificado y se encierra. Realidades nefastas, repudiables de los aspectos humanos que no evolucionaron en proporción, por ejemplo, a la tecnología.
Demostración cabal de discriminación, de distintas oportunidades para acceder al estudio, se advirtió entre los colegios de clase alta y baja, con sus consiguientes resultados. Los primeros efectuaron mejores reflexiones, empleando un léxico más variado, e instaron a las autoridades a difundir programas de capacitación y mejorar las leyes. A lo que Carlos Comi, concejal y presidente de la Comisión de Derechos Humanos, se defendió: “Las normas existen y falta que sean respetadas. La Municipalidad no cumple satisfactoriamente con los controles y sanciones”. Mientras que los chicos de clase baja, con una actitud más sumisa, se limitaron a describir experiencias, dar su aporte y hasta sufrían de más nervios a la hora de exponer. Qué interesante. La educación que cada cual trae de su casa más la que incorpora en colegios distintos, les otorga mejores herramientas y tal vez mayores oportunidades laborales en un futuro a unos que a otros. Por la distancia apreciada se puede colegir que la buena educación es el camino y qué bueno sería que todos tengan las mismas oportunidades.
Por lo tanto, estas campañas de concientización deben ser más masivas. Deben otorgar participación a todos. Deben seducir a todos. Deben generar en las personas ganas genuinas de mejorar. Deben conseguir el destierro de la discriminación. Rosa, la asidua concurrente, se manifiesta conforme con las charlas realizadas hasta el momento: “Son muy productivas, se aprende muchísimo de los diversos puntos de vista de la gente. Eso sí, falta más compromiso, responsabilidad y continuidad en la concurrencia de algunos participantes. Y que el Estado facilite la divulgación de los derechos y deberes de cada persona.” Por su parte, Nora Pelosi, directora de la escuela 3032 Familia de Dios, desea obtener respuestas a estos problemas.
Queda, entonces, en manos del Estado y en el compromiso de cada uno de los ciudadanos. Por ahora, un grupo marca el camino.