Fin de la ilusión, del sueño. Argentina no jugó a nada y se quedó afuera del Mundial. Mostró errores defensivos que le costaron los goles, como en el penal de Rojo a Mbappé que convirtió Griezmann, la soledad en la que entró Pavard en el empate 2 a 2, la responsabilidad de Armani en el tercero (de Mbappé) o los huecos del cuarto. Careció de un circuito de fútbol: se apoderó de la pelota en el primer tiempo, pero no supo bien qué hacer con ella. Tuvo a Mascherano de distribuidor y no a Banega. El empate 1 a 1 de Di María fue un golazo de afuera del área en un arresto individual. No estuvo acertado en las pelotas paradas, no las practicó mucho, más allá del gol de Mercado. Otra vez se equivocó Sampaoli en el planteo, porque Messi de falso nuevo no tuvo compañía y debió bajar a recibir la pelota. Pavón no desbordó por la derecha y Di María terminó varias jugadas mal por la izquierda. Agüero puso el 3-4 cuando ya no había tiempo para más.
Francia contó con un Mbappé descollante, fue más efectivo cada vez que atacó y se cerró bien atrás. Fue el mejor de los dos y pasó a cuartos de final merecidamente.
Es el fin del ciclo de muchos jugadores históricos de la Selección.
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