domingo, 13 de julio de 2014

Alemania 1 – Argentina 0

El subcampeonato es muy meritorio. La Selección cumplió el objetivo de pasar los cuartos de final, ganó la semi y fue competitiva hasta el último instante. Estuvo a la altura de los acontecimientos. Creció con respecto a otros Mundiales. Se despidió con la frente alta y la tranquilidad de haber entregado todo. El balance es altamente positivo: irreprochable desde lo futbolístico, físico y anímico. Ganó merecidamente seis partidos y perdió el encuentro decisivo por detalles y méritos ajenos. Adaptó su juego de acuerdo a las exigencias. Se fortaleció en la defensa, el sector más cuestionado, y mejoró en el orden táctico. Respaldó a sus figuras con un sentido colectivo. Y hasta contó con dosis de suerte. Lo que estuvo a su alcance, lo hizo. Para aplaudir, felicitar y valorar.

En la final, el seleccionado de Sabella cedió la iniciativa a su oponente. Mostró la firmeza de Demichelis y Garay en la última línea, el espíritu de Mascherano y el sacrificio de Biglia. Mediante las corridas de Lavezzi, salió rápido de contraataque. Por esa vía, fue filoso y profundo durante el primer tiempo y dejó una mejor imagen. Higuaín recibió un regalo de Kramer, pero definió defectuosamente. Messi entregó pinceladas de su talento, algo insuficiente para lo que necesitaba el conjunto, y se quedó injustamente con el Balón de Oro porque el mejor argentino fue Mascherano y el mejor alemán, Kroos. Romero dio seguridad. Enzo Pérez realizó una interesante tarea por la izquierda. En el entretiempo, Sabella sacó a Lavezzi (¿cansado?) y colocó a Agüero, de floja labor. El equipo se adelantó, pero resignó sorpresa en ataque y se descubrió algo atrás. Ir al suplementario era lógico. Ahí, Palacio falló ante Neuer. Resistió hasta el minuto 113.

Alemania se consagró campeón por su dominio territorial en ciertos pasajes, juego de conjunto, respeto por la pelota y perseverancia. Exhibió algunas dudas en la defensa durante el primer tiempo. Apeló a las pelotas paradas: en una, Höwedes metió un cabezazo en el palo. Tuvo resto físico para buscar la victoria y con poco le alcanzó. Lahm influyó con sus subidas después de la salida de Enzo Pérez. Schweinsteiger peleó, cortó y ordenó. Kroos tuvo el mapa del partido en la cabeza. Schürrle armó una gran jugada personal y asistió a Götze, quien controló con el pecho y definió. Obtuvo su cuarto título mundial.

El árbitro italiano Nicola Rizzoli obvió un penal de Neuer a Higuaín y otro de Rojo a Müller (sujeción). No expulsó a Höwedes por una patada ni a Schweinsteiger por doble amarilla.

sábado, 12 de julio de 2014

Brasil 0 – Holanda 3

El seleccionado de Van Gaal se quedó merecidamente con el tercer puesto. Estuvo bien parado en el fondo, coordinado en el medio a la hora de presionar, acertado en las salidas rápidas y fue contundente en el área rival. Mostró orden táctico, juego vertical y aprovechamiento de las bandas. El conjunto respaldó a las figuras. Van Persie definió el penal con calidad. Blind empleó un notable gesto técnico para controlar el balón en el 2-0. Wijnaldum, con justeza, aprovechó un centro de Janmaat y amplió el marcador.

Brasil quedó envuelto en errores, confusión y desmotivación. Cometió fallas defensivas como la de David Luiz, quien cabeceó hacia el medio, donde llegaba Blind. Careció de quite en el medio. Y, pese al correcto partido de Oscar, fue inofensivo. Deberá hacer borrón y cuenta nueva. 

Otro arbitraje defectuoso. El argelino Djamel Hamoudi dio penal en una falta de Thiago Silva a Robben afuera del área. El asistente 2 Abdelhak Etchiali no lo ayudó en esa acción y omitió una posición adelantada de De Guzmán previa al tanto de Blind.

miércoles, 9 de julio de 2014

Holanda 0 (2) – Argentina 0 (4)

Sergio Romero continuó el legado de Goycochea: atajó dos penales (a Vlaar y Sneijder) en la definición y le dio a la Selección la clasificación a la final después de 24 años. Excelentes estuvieron los pateadores Messi, Garay, Agüero y Maxi Rodríguez.

En un partido sufrido, luchado y trabado, Argentina fue levemente superior, llegó algo más que Holanda. Realizó un notable trabajo colectivo para anular a Robben y Van Persie. Obligó a Sneijder a preocuparse por marcar y no por crear. Mascherano se erigió en el estandarte. Con garra, corazón e inteligencia, tuvo una enorme tarea. También se destacaron Enzo Pérez, quien complicó por la derecha y abrió huecos, e Higuaín, llevando peligro. Palacio dispuso del triunfo mediante un cabezazo, pero le entregó la pelota a Cillessen. El mediocampo se sacrificó. La defensa estuvo muy sólida. Para destacar el coraje de los averiados Biglia (en el brazo izquierdo), Zabaleta y Mascherano (con golpes en la cabeza en distintas jugadas).
 
Holanda pensó en su arco y careció de peso ofensivo. No pudo sacar un contraataque limpio ni se arriesgó a buscar la victoria. Por momentos, utilizó el juego brusco para detener los intentos argentinos. Realizó su tarea más floja en el Mundial.
 

martes, 8 de julio de 2014

Brasil 1 – Alemania 7

¡Qué concierto de fútbol total dieron los alemanes! ¡Qué paliza histórica! ¡Qué actuación inolvidable! Los alemanes humillaron a los brasileños con un juego colectivo estético y contundente. Con el guardiolismo actual y la vieja escuela. 

El seleccionado de Löw mostró todo su repertorio: presión asfixiante, pases, paredes, triangulaciones, desmarques, rotación y efectividad. La perfección. Provocó los errores contrarios con su despliegue. No perdonó. Dentro de un marco de respeto, jugó a fondo y no se burló; no canchereó. Fue un equipo completo: alternó verticalidad con horizontalidad, aceleración con freno y avasallamiento con contraataque. Convirtió cuatro tantos en seis minutos y cinco en dieciocho ante el anfitrión, en una semifinal mundialista. Aplastante. 

Müller abrió el camino de la goleada y se destacó. Klose aumentó y se transformó en el máximo goleador de los Mundiales con 16. Kroos descolló con sus pases y metió dos goles: figura. Khedira presionó, jugó y anotó el suyo. Schürrle ingresó con un doblete en los pies. Neuer apareció en tres oportunidades para postularse como el mejor arquero de la Copa. 

Brasil sufrió la peor derrota de su historia porque pagó cada error que cometió. Perdió las marcas en un córner y por los costados. Falló en la salida, se descontroló, regaló las espaldas y lo devoró la presión. Tuvo equivocaciones individuales y colectivas. La sucesión de goles alemanes fue tan frenética que lo dejó sin respuestas. Ante semejante resultado y actuación, no se pueden analizar las ausencias de Neymar y Thiago Silva. Todo el equipo pasó vergüenza. Tremendo Mineirazo.

sábado, 5 de julio de 2014

Holanda 0 (4) – Costa Rica 0 (3)

La noche de los arqueros. Navas la rompió en los 120 minutos; Krul, en los penales.

Pese a algunos errores e intermitencias, Holanda mereció ganar tanto en el tiempo regular como en el alargue. Mostró una salida limpia desde el fondo (donde no sufrió mayores sobresaltos), desbordes a través de Robben (otra vez se destacó) y culminación mediante Van Persie. Con un juego directo, de rápida transición defensa-ataque, se las arregló para transformar en figura a Navas. Además, Sneijder metió un tiro libre en el palo izquierdo y un remate en el travesaño y Van Persie tuvo el gol pero Tejeda, con la ayuda del travesaño, se lo impidió. Kuyt volvió más de lo que fue. Depay alternó más malas que buenas. Blind pensó más en la marca que en utilizar su gran pegada para habilitar a sus compañeros. Louis Van Gaal se la jugó con el cambio de arquero para la definición desde el punto del penal: sacó a Cillessen y puso a Krul, quien les atajó los remates a Ruiz y Umaña (en el que pareció adelantarse) y adivinó los tres convertidos. Enfrentará a Argentina.

Costa Rica escribió una página memorable en el Mundial. Se fue con la cabeza en alto, a pura dignidad e invicto. Fue la revelación. Se respaldó en un enorme Keylor Navas, quien tapó seis pelotas de gol. Contó con una defensa muy sólida, ordenada tácticamente y que mantuvo al equipo con posibilidades. Tuvo una aceptable recuperación en el medio; no así en cuanto a la generación de fútbol debido al bajo desempeño de Ruiz y Bolaños. Campbell hizo poco arriba y se fue reemplazado por Ureña, quien dispuso de un mano a mano bloqueado por Cillessen. No pudo en los penales, pero realizó un torneo para el aplauso.

Argentina 1 – Bélgica 0

El karma de los cuartos de final quedó atrás. Es pasado. Es historia. Es una racha quebrada. Después de 24 años, la Selección se clasificó semifinalista de un Mundial. Se metió entre los cuatro mejores del mundo. Consiguió el primer objetivo: jugar los siete partidos.

Argentina logró la ventaja de arranque y la aprovechó. Aprendió la lección de Bosnia, cuando se planchó, y Nigeria, cuando no pudo sostenerla. Se fortaleció en la última línea y obligó al rival a probar de media distancia. Mordió en el medio y salió rápido. Conservó la posesión y avanzó. Administró los tiempos del partido, para quitarle o agregarle vértigo, para presionar o esperar, para reducir espacios o ampliarlos. En el segundo tiempo, buscó estirar el marcador y falló en la definición. Paradójicamente, encontró un adversario que le dejó más huecos que otros, pero pudo lastimarlo poco. Tal vez porque no lo necesitó. Al final, obstaculizó los caminos que llevaban a Romero, se tiró peligrosamente atrás y resistió.

Higuaín convirtió el gol tempranero: de primera, sin rodeos, a lo goleador y se sacó de encima la presión. Se soltó, se tranquilizó y se transformó en la figura. Hasta pudo estirar la ventaja con su derechazo en el travesaño, cuya jugada incluyó un caño a Kompany.

Si bien le faltó continuidad, Messi complicó con su explosión cuando apareció. Lo rodearon siempre y debieron detenerlo con faltas. Participó en la apertura del marcador y casi aumenta sobre el final, pero Courtois bloqueó su remate.

Di María pintaba para destacarse por su gambeta en velocidad. Quiso combinar con Zabaleta, pero un rebote derivó en el Pipa en la acción del 1-0. Sin embargo, se retiró lesionado. Fue interesante el ingreso de Enzo Pérez en su lugar.

Garay despejó varias pelotas y elevó su rendimiento con respecto a otros encuentros. A su lado, Demichelis entregó seguridad, orden y experiencia. Mascherano fue el patrón del mediocampo. Biglia se sacrificó. Basanta cumplió.

El árbitro italiano Nicola Rizzoli debió haber expulsado a Hazard y Alderweireld por sendas patadas a Biglia, pero apenas los amonestó.

viernes, 4 de julio de 2014

Brasil 2 – Colombia 1

Con fogonazos de fútbol, algo de ímpetu, un par de pelotas paradas y sufrimiento, Brasil es semifinalista. Salió a llevarse por delante a su rival. Fue una tromba. Metió mucha actitud. Consiguió el tanto de Thiago Silva tras un córner de Neymar e hizo revolcar a Ospina en un par de oportunidades, pero no pudo sostener el ritmo. Cerró filas atrás, luchó en el medio, cometió muchas faltas y hasta se copió del rugby sacando la pelota intencionadamente al lateral. Le alcanzó con poco. David Luiz aportó seguridad en la zaga y sacó a relucir su pegada en el tiro libre del 2-0. Fernandinho, de gran sacrificio, anticipó, quitó y distribuyó. Hulk se animó un par de veces. El resto mostró más esfuerzo que fútbol.

Colombia fue sorprendida de arranque, perdió en algunas pelotas divididas y sufrió el 0-1 en el cual Carlos Sánchez se durmió en la marca de Thiago Silva. Falló en la contención, dio ciertas licencias en el fondo y el arco de Julio César le quedó lejos. Estuvieron flojos Teo Gutiérrez e Ibarbo. Cuadrado definió apenas afuera en la única situación del primer tiempo y nada más. James Rodríguez fue el más lúcido por sus pases en los segmentos desfavorables del equipo y por la reacción del complemento, en el cual descontó de penal. Se despidió del Mundial con la tranquilidad de haber hecho historia.

El español Carlos Velasco Carballo tuvo un arbitraje plagado de equivocaciones, con permisividad y omisión de amarillas.