En un partido sufrido, luchado y
trabado, Argentina fue levemente superior, llegó algo más que Holanda. Realizó
un notable trabajo colectivo para anular a Robben y Van Persie. Obligó a Sneijder a preocuparse por marcar y no por crear. Mascherano se erigió
en el estandarte. Con garra, corazón e inteligencia, tuvo una enorme tarea. También
se destacaron Enzo Pérez, quien complicó por la derecha y abrió huecos, e Higuaín,
llevando peligro. Palacio dispuso del triunfo mediante un cabezazo, pero le
entregó la pelota a Cillessen. El mediocampo se sacrificó. La defensa estuvo
muy sólida. Para destacar el coraje de los averiados Biglia (en el brazo
izquierdo), Zabaleta y Mascherano (con golpes en la cabeza en distintas
jugadas).
Holanda pensó en su arco y careció
de peso ofensivo. No pudo sacar un contraataque limpio ni se arriesgó a buscar
la victoria. Por momentos, utilizó el juego brusco para detener los intentos
argentinos. Realizó su tarea más floja en el Mundial.
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