Cuando
aceleró, Alemania disfrutó de sus mejores momentos. Cuando aquietó el ritmo, le
facilitó la tarea a su oponente. En el primer tiempo, careció de peso ofensivo
para culminar sus interesantes movimientos colectivos. Fuerte en el juego aéreo,
así consiguió los tantos de Goetze y el eterno Klose, quien alcanzó a Ronaldo
como los máximos goleadores de las Copas del Mundo con 15.
Sin inhibiciones,
Ghana le hizo frente con buenas armas, lo presionó y lo atacó. Durante varios
tramos, inclinó la balanza a su favor, impuso sus condiciones. Terminó mejor en
lo físico. Entre las respuestas de Neuer y las impericias en la definición, se
distinguieron el gran cabezazo de Andre Ayew y el derechazo esquinado de Gyan
para convertir. Su hipotética victoria hubiera recibido pocos reproches.
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