sábado, 28 de junio de 2014

Brasil 1 (3) – Chile 1 (2)

Con el peso de sus individualidades a la hora de patear los penales. Con las manos de Julio César. Con la localía. Con la ayuda del árbitro Howard Webb y el asistente 1 Michael Mullarkey, quienes dejaron pasar los adelantamientos del arquero en los tiros que les detuvo a Pinilla (más notorio) y Alexis Sánchez. Así, Brasil se instaló en los cuartos de final.

Por el remate en el palo de Jara y los otros dos fallados y pese a la atajada de Bravo ante Hulk, Chile se despidió. Lo hizo con dignidad, la frente alta y el respeto de todos. Estuvo a la altura en los 120 minutos de juego. El Zurdo Sampaoli planificó otra vez un partido para el aplauso. Su equipo tuvo actitud positiva, mentalidad ganadora, solidaridad, sacrificio, orden táctico y buen fútbol en el segundo tiempo. Bravo se agigantó cada vez que lo probaron. Medel jugó desgarrado y fue un león: cortó muchos avances y luchó hasta que no dio más. Marcelo Díaz quitó y aportó equilibrio. Vidal disputó su mejor partido. Alexis Sánchez se destacó de nuevo y marcó el empate en un momento clave. Pinilla estrelló un disparo en el travesaño en el último minuto del suplementario.

Lo mejor de Brasil se vio cuando ejerció una presión asfixiante en el mediocampo, tuvo velocidad para atacar y peligrosidad para definir. Mostró la jerarquía de sus futbolistas (Neymar, Hulk), a quienes pararon con faltas. Aprovechó un córner para abrir la cuenta a través de David Luiz, quien además exhibió empuje y firmeza en el fondo. Sin embargo, esas virtudes fueron discontinuas y durante algunos momentos del segundo tiempo directamente fue superado. En el suplementario, avanzó por inercia y en el balance creó más situaciones de gol que su adversario. Dani Alves sufrió algunos desbordes y Oscar tuvo un pobre desempeño.

En el complemento cuando iban 1-1, Webb anuló un gol legítimo de Hulk, quien bajó la pelota con el pecho y no con la mano.

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