martes, 24 de junio de 2014

Italia 0 – Uruguay 1

Otra vez, Uruguay se vinculó con la hazaña, la épica y la mística. Otra vez, se sintió cómodo yendo de punto. Dos partidos en esa condición: dos triunfos, seis puntos y clasificación como segundo. A todo o nada, consiguió el único resultado que le servía. El Maestro Tabárez colocó un 5-3-2 muy compacto y su equipo esperó durante gran parte del partido. Molestó a Buffon en un par de ocasiones: en la primera mitad con la sociedad Suárez-Lodeiro y en la segunda a través de Cavani-Suárez. Recién salió cuando expulsaron a Marchisio por un planchazo a Arévalo y contó con el ingreso de Stuani y el cambio de esquema. Exageraba con los centros frontales, hasta que en un córner Godín marcó, con la espalda, el tanto de la proeza.

Italia deberá armar las valijas porque, si bien tomó la iniciativa, inquietó poco y nada a Muslera. Quiso clasificarse (le bastaba un empate) mediante la posesión de la pelota, sin arriesgar demasiado. El 5-3-2 le dio frutos en la recuperación; no en la ofensiva. Algunos de sus jugadores hicieron tiempo al sufrir infracciones y, al final, se les volvió en contra. Pirlo pensó y distribuyó; nadie lo acompañó.

Hubo pocos espacios, todo fue muy estudiado y trabado. La táctica le ganó a la inventiva y la lucha, al fútbol. Desniveló una pelota parada.

El árbitro mexicano Marco Rodríguez acertó al echar a Marchisio, pero no vio un mordiscón de Suárez en el hombro de Chiellini tres minutos antes del gol: también era roja.

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