Tener excelentes individualidades no garantiza un gran equipo. El todo es más que la suma de las partes.
El seleccionado belga venía con la etiqueta de revelación y apenas entregó algunos indicios. Se lo vio lento en la primera etapa, cuando se adueñó de la pelota pero sin lastimar a su rival. Mostró una labor regular de Hazard y Lukaku, destellos de Witsel y dudas en la defensa. Impulsado por el 0-1, realizó cambios ofensivos durante la segunda mitad, como los de los goleadores Fellaini y Mertens. Revirtió la situación por su postura más ambiciosa, por las buenas intervenciones de De Bruyne y porque canjeó interrogantes por seguridad. Igual, el balance de su juego arrojó un saldo negativo. Tiene tiempo para crecer.
Argelia hizo lo que pudo. Trató de maquillar sus limitaciones agrupándose atrás, a la espera de un contraataque. Esa fue su única estrategia, por lo que no supo cómo acercarse a Courtois cuando poseyó el balón.
Vertonghen cometió un penal infantil al tomar del brazo izquierdo a Feghouli (convirtió). El árbitro mexicano Marco Rodríguez estuvo correcto en la sanción.
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