Los
holandeses pasaron gracias a la jerarquía de Robben, quien estuvo imparable, en
especial cuando se movió por la derecha. Fueron perseverantes, pese a la
desventaja primero en el juego y después en el marcador. Tal vez por el intenso
calor, regularon las energías durante la primera mitad para jugarse el resto en
la segunda. Entonces, obligaron a Ochoa, empataron a través de Sneijder y
ganaron agónicamente por el penal de Huntelaar.
Los
mexicanos trabajaron mejor colectivamente. Superaron a su rival en el primer
tiempo, dispusieron de ocasiones de gol, pero no pudieron plasmarlo en el
resultado. Las trepadas de Layún por el sector izquierdo fueron importantes.
Hasta que abrieron la cuenta con un zurdazo de Dos Santos. Entonces, se
replegaron y le tejieron una red defensiva a su oponente. Le cedieron el
terreno y la posesión. Y lo pagaron muy caro.
El árbitro
portugués Pedro Proença vio penal en una caída de Robben ante Márquez, previo
al 2-1. No pareció. Dejó seguir erróneamente en otra de Robben frente Márquez y
Moreno.
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